sábado, 15 de agosto de 2015

La muerte de Betty y su nieto Jorge

Jorge estaba caminando por la calle un día de lluvia cuando volvía del trabajo. Entonces, se puso a pensar en su abuela Betty: se le volvían a la cabeza esas feas y claras imágenes de cuando la habían dejado en el manicomio con sus padres.
            Dos años más tarde, luego de una intensa terapia de recuperación, los médicos y psicólogos del lugar consideraron que ya era capaz de volver a su casa, por lo que su enfermera Rita Ester le dio el alta y le permitió hacer una llamada a un conocido para que la pasaren a buscar. Pero ella sabía que ya nadie la quería debido a su locura t a pesar de llamar a su hija Gladys, no consiguió respuesta.
            Decepcionada por su hija, Betty salió del manicomio a las 10:52 y sabía que caminando a la velocidad de una señora de 80 años, tardaría, al menos, 20 minutos.
            A solo una cuadra y media de su casa, un auto que venía a alta velocidad frenó dos casas delante de ella y, mientras seguía avanzando, el conductor se bajó rápidamente y pasó en sentido contrario a ella por su derecha. En cuanto pudo escuchar unos pasos que la seguían sintió un brazo que la tomó por la cintura mientras que otro que sostenía un trapo con un olor muy peculiar le tapó la boca.
Después de un indefinido sueño, despertó en un lugar sin ventanas encerrada dentro de una jaula gigante como si fuera un gorila tratando de averiguar dónde estaba, qué hora era y qué motivos la llevaron a estar allí, de repente apareció un señor de apariencia rara de unos 40 años quien se presentó como Beto Gallese y le explicó que estaba secuestrada y que no tenía ni la mas mínima intención de dejarla ir.
Tras unas horas Rita decidió llamar a la casa de Betty para asegurarse de que había llegado bien a su casa. Pero, al no encontrarla llamó a la casa de su hija Gladys y contestó Jorge, el nieto de Betty ya que ninguno de sus padres estaba en casa.
Al enterarse de la desaparición de su abuela se puso a investigar y casi como un detective de película logró dar con el paradero de Betty en menos de 72 horas, logró llegar a la casa de Beto, meterse por la ventana de atrás, que siempre estaba abierta, y revisar toda la casa hasta llegar al sótano donde se encontró con su abuela golpeada y ensangrentada.

Ellos empezaron a dialogar sobre lo que había sucedido y como la venia torturando Beto, cuando, de pronto, se escuchó un portazo y después lo único que se escuchó fue el ruido del viento contra los arboles y la forma en que la noche se agitaba cual avispero y la silenciosa sombra de Beto anunciaba lo peor. Él mostró su arma y con una sola bala el pecho de Betty quien murió al instante, y segundos después Jorge cayó muerto sobre sus rodillas y a pesar de no ganar mucho con la decisión que había tomado, terminó con la situación.